Frente a la imponente mole del Castillo Aragonés, casi queriendo protegerlo con su presencia discreta pero inconfundible, se erigen los Acantilados de Sant'Anna, un grupo de islotes rocosos que encantan a los visitantes con su belleza salvaje y su encanto atemporal.
Estos pequeños pedazos de tierra, esculpidos por el viento y las olas, albergan una capilla dedicada a la santa, un lugar de devoción y tradición que se anima cada año con motivo de la célebre fiesta del 26 de julio.
Los Acantilados de Sant'Anna, con su forma irregular y su vegetación mediterránea, son una imagen icónica de Ischia, un símbolo que se repite en las postales, en las fotografías y en los recuerdos de quien ha tenido la suerte de admirarlos.
Su posición privilegiada, frente al Castillo Aragonés, los convierte en un punto de observación privilegiado sobre la bahía de Cartaromana, un lugar donde la historia y la naturaleza se funden en un paisaje de rara belleza. Pero es la fiesta de Sant'Anna lo que hace este lugar aún más especial.
Cada año, el 26 de julio, los acantilados se transforman en un escenario mágico, donde la tradición y la devoción popular se mezclan en un espectáculo inolvidable.
La bahía se ilumina con mil luces, los barcos se adornan con decoraciones festivas y una procesión de barcos iluminados desfila frente a los acantilados, acompañada de cantos y oraciones.
La fiesta de Sant'Anna es un evento que hunde sus raíces en la historia de Ischia, un momento de celebración y agradecimiento a la santa protectora de las parturientas.
La leyenda narra que Sant'Anna, madre de la Virgen María, protege a las mujeres embarazadas y las ayuda a superar las dificultades del parto.
Por este motivo, la fiesta es particularmente sentida por las mujeres ischitanas, que se dirigen a los acantilados para rezar y pedir la protección de la santa.
Pero la fiesta de Sant'Anna es también una ocasión para celebrar la belleza de Ischia y sus tradiciones marineras.
Los barcos iluminados, que desfilan en la bahía, son un homenaje a la historia de los pescadores ischitanos, que siempre han tenido un vínculo indisoluble con el mar.
Los fuegos artificiales, que iluminan el cielo nocturno, son un homenaje a la alegría y a la vitalidad de la isla. Los Acantilados de Sant'Anna, con su capilla, su historia y su fiesta, son un lugar que encarna el alma de Ischia, una isla donde la naturaleza, la historia y la tradición se funden en una armonía perfecta.
Un lugar para visitar, para amar y para recordar.