Gioacchino Cataldo fue el último "rais" (jefe de los pescadores), el octavo en la historia del establecimiento propiedad de los Florio.
Desde muy temprana edad “el amor por el atún”, como él lo definía, lo había llevado a convertirse en pescador por un período de 33 años y cría por 11.
Murió el 21 de julio de 2018 con profundo pesar de todas las personas que lo habían amado y también de quienes habían quedado fascinados por sus obras.
A menudo se le veía paseando por la isla con su porte imponente y a la vez elegante. Era un pescador sui-géneris, él mismo amaba llamarse "pescador romántico" la salinidad corría por sus venas y su corazón latía al ritmo de las olas que surcaban sus amadas islas.
Favignana pierde a un hombre que ha dedicado su vida a la tonnara pero también al tormento de un atunero preocupado por el futuro del establecimiento y del sector pesquero.
“Cuando mi generación y la de los cincuentones ya no existan, el oficio de pescador se perderá porque los jóvenes no quieren aprender este oficio. Debes llevar el atún en la sangre, debes amarlo, es todo un número", dijo que se autodenominaba "fuerte en número".
Fue un profundo conocedor del mar y en particular de la pesca del atún mediante el uso de almadrabas fijas de origen árabe, una tradición milenaria que ahora está desapareciendo.
Lo que nos hace recordar con orgullo nuestro "rais" es que a lo largo de los años logró labrarse el papel de testimonio de la matanza y en 2006 fue incluido entre los "Tesoros humanos vivos" del Registro del Patrimonio Inmaterial de Sicilia, documento elaborado por la Región Siciliana para preservar las riquezas intangibles de la isla, una enciclopedia viva de la pesca, la vida como pescador de atún y la verdadera pasión por el mar.
Ahora que el Rey ha colocado la corona sobre la roca más hermosa de Favignana, queremos recordaros así, que Neptuno ha vuelto a su reino.